Viento ambulante, que caminas por doquier,
tú los encuentras a cada instante,
te compadeces de sus rostros,
profundizas en sus ojos
y los cobijas en sus noches de soledad.
Ellos esperan el amanecer,
la salida del sol, como nueva ilusión,
esperando que la vida y el porvenir
les de un poco de amor sin mal vivir.
Viento ambulante, que caminas por doquier,
vas secando sus lágrimas,
buscando su alegría,
recogiendo sus sonrisas.
Ellos van buscando a que un ser humano por ahí
les de una mano, les enseñe a construir.
¡Señor te pido me ayudes,
a hacerles saber y sentir, que son niños
y que tienen derecho a vivir!
Autora: Judith Melaine Guerra de Agreda (El Salvador)
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