Testimonio de una madre con un hijo especial

por | Mar 10, 2021 | Confraternidades, Formación, Reflexiones | 3 Comentarios

La Virgen María conservaba muchas cosas en su corazón, y todas las mamás también lo hacemos, atesoramos muchos momentos que, aunque no se los platiquemos a nadie, de repente se hacen presentes en la memoria y logran dibujar una sonrisa o nos sacan una lágrima sin permiso.

Las mamás de niños especiales vivimos un proceso de duelo ante la noticia de la discapacidad de nuestro hijo, no importa en qué consista la discapacidad, se pierde la expectativa de tener un hijo sano que desarrolle sus capacidades como lo harán los demás. Es normal pasar por dolor y enojo al principio, es algo que debemos aceptar y manejar para poder regresar al lado sano de las emociones y entonces poder sacar adelante a nuestro hijo. También nos enfrentamos a la dificultad de cuidarlo más que a los demás, a veces con requerimientos médicos complicados, tenemos la responsabilidad de sacarlo adelante logrando que desarrolle su máximo potencial, con terapias, maestros particulares, clínicas de rehabilitación, etc.  El gasto económico es mucho, sobre todo si no se cuenta con ayuda  de seguro o del Gobierno, dependiendo del país. Sin embargo, la parte más dura y triste de enfrentar cuando se tiene un hijo con discapacidad es el rechazo social e incluso a veces de la propia familia y hasta de alguno de los padres. Los juicios y las críticas, la falta de comprensión y amor. Pareciera increíble que suceda, pero es más frecuente de lo que creemos, que los padres se echen la culpa el uno al otro, que haya divorcios o abandono, que la familia se avergüence, las miradas raras de las personas en los lugares públicos, la falta de aceptación en las escuelas y grupos infantiles, etc.

El camino a seguir es duro a veces, justo por esta falta de empatía y de comprensión. Por esta razón, escuchar el testimonio de Blanca Edith Lara, esta madre de un hijo con discapacidad que padece el Síndrome de Williams, me hace tener bellos recuerdos de cuando entró a la Catequesis Especial y Amauri siendo un niño empezó a hacer amigos en su grupo de Catequesis. Pasan los años y ambos, madre e hijo se sienten tan identificados y pertenecidos a esta obra hermosa de Dios, que, aun habiendo recibido sus Sacramentos de Primera Comunión y Confirmación, se quedan participando y ayudando a otras familias. Blanca crece en fe, espiritualidad y conocimientos y es ahora Evangelizadora; Amauri la acompaña y sigue formando parte del grupo. Eso es lo que logra la Catequesis Especial Vicentina, además de ofrecer los Sacramentos a los amigos especiales, ofrece fraternidad, amistad, comprensión, empatía y solidaridad en los grupos.

Es una bendición para muchos niños especiales encontrar una Catequesis donde se pueden sentir aceptados, apapachados y aprender respetando su propio ritmo, y sus mamás acogidas en el seno de una Iglesia que las incluye gracias a esta hermosa vocación Vicentina.

Erika Warnholtz C.

 

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3 Comentarios

  1. Mabel Adriana Tolosa Pierrotti

    Hermoso testimonio!!!

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  2. Luis Araya

    Un saludo y muy agradecido por la oportunidad de ver y escuchar el testimonio de vida, como madre evangelizadora. Es hermoso escuchar el testimonio de su hijo.

    Dios, en su gran bondad, permite esta oportunidad de vida, junto a su hijo, para mostrarnos, pese a que no es fácil, dar testimonio del amor y dedicación.

    Gracias y que Dios siga derramando bendiciones en su familia.

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  3. Nallely Ocaña

    Excelente testimonio. Y un gustazo ver tan grande y guapo a Amauri y tan cariñoso y enamorado de su mami como siempre!!!

    Responder

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