En el marco de la III reunión de coordinadores de Confraternidades Vicentinas, he estado reflexionando, desde mi rol de coordinador de la Confraternidad de Periodistas y Escritores Vicentinos, sobre la misión encomendada y sobre todo el hecho de no ser periodista ni escritor. Esta reflexión me llevó a preguntarme, y te invito a ti como uno de los coordinadores de las 17 confraternidades, a que te preguntes: ¿qué vistes en mí, Jesús, para darme tan magna responsabilidad?

Vamos a escudriñar juntos Mc. 3,13-15, y escuchar del mismo Jesús la razón de que tú y yo estemos en frente de una confraternidad vicentina. Antes de comenzar, está de más decirte, que estemos orgullosos de ser parte de este proyecto que sale del corazón de Jesús y del corazón de nuestro amado fundador Vicente de Paúl.

Ahora sí, vamos a adentrarnos en la Palestina Antigua y fisgonear lo que está pasando: “Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso; vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios”.

Vamos, tomados de la mano de Jesús, a ver el proceso que nos tiene en esta posición dentro de la FAMVIN:

Llamados (versículo 13)

Al leer este fragmento bíblico, no me queda más nada que darle gracias a Jesús por haberme llamado; ese llamado de Jesús no depende de que seas bueno, ni mucho menos si eres malo. Su llamado es porque Él lo quiso así, ese llamado es parte de su iniciativa de amor y misericordia para contigo y conmigo, es un llamado desde antes que tú y yo nos formáramos dentro del vientre de nuestra madre (Jer. 1,5), es un llamado desde la eternidad. El saberse llamado por Jesús, es para que te sientas importante, no eres alguien sin propósito; es todo lo contrario, eres alguien con una misión destinada a impactar vidas hoy y en las generaciones venideras. ¿Cuándo sentiste el llamado de Jesús por primera vez? Yo lo sentí a los 12 años cuando me invitaron a ser monaguillo en mi parroquia, fue un momento especial que jamás he olvidado.

Escogidos (versículo 14)

Esto es fascinante, porque eran muchos los que habían sentido el llamado del Señor, pero él escogió solamente a doce que se convirtieron en sus amigos íntimos (Jn. 15,15). Actualmente la FAMVIN cuenta por alrededor de 4.000.000 de personas que, hoy día, siguen a Jesucristo, sirviendo a los pobres, a ejemplo de san Vicente de Paúl, santa Luisa de Marillac y muchos otros creyentes que, a lo largo de los últimos 4 siglos, han enriquecido el carisma vicenciano. Dentro de este universo de hermanos y hermanas, Jesús te escogió a ti para liderar esa pequeña o grande confraternidad que coordinas, y ¿sabes por qué? Porque Él lo quiso así. Además de este por qué de su llamado, hay un para qué nos escoge Jesús como líder o coordinador y la respuesta es que nos ha escogido primero, para estar con él. Esto se llama discipulado, muy carente en nuestra iglesia, y la carencia del discipulado hace que caigamos en la rutina, nos cansemos, nos amarguemos en el trabajo encomendado, seamos pesimistas, nos convertimos en agentes de iniquidad espiritual y lo más triste es que alejamos a los hermanos que quieren sumarse a nuestras confraternidades. Ojo mi hermano y hermana con descuidar el estar con Jesús, y esto sucede cuando descuidamos nuestra oración personal, la lectura orante de la Palabra, la participación en los sacramentos; nos convertimos en máquinas espirituales y perdemos la esencia de nuestra vida misionera. Más claro lo dice Vicente de Paúl a los sacerdotes de la CM: “Cartujos en la casa y Apóstoles en el campo”, primero es lo primero, primero discípulo y después apóstol. ¿Recuerdas cuándo fuiste escogido para ser parte de los 17? Yo fui escogido el 6 de enero de este año 2021, bendita pandemia que me ha permitido esta hermosa oportunidad.

Consagrados (versículo 14b-15)

Suena tan increíble eso de consagrado, porque estamos pensando en un rito visible de consagración como lo experimentan los sacerdotes, obispos y religiosas, pero la consagración que tenemos tú y yo como coordinadores, se lleva en el corazón. Hablar de consagración en el lenguaje bíblico, significa separado o apartado para una misión importante; esto significa que tú y yo, además de ser llamados y escogidos, fuimos consagrados (separados) para esta misión de coordinar la confraternidad que Jesús nos ha dado por pura iniciativa suya. No es nada fácil esta misión, pero Jesús no nos consagra y ya, nos regala su poder para llevarla a cabo, poder en la palabra (parresía) y poder en los signos (dynamis). ¿Y para qué fui consagrado? Para evangelizar, sí mi hermano coordinador, la confraternidad que tú diriges tiene como misión llevar el mensaje desde su realidad y carisma. Yo desde la Confraternidad de Periodistas y Escritores Vicentinos, tengo la misión de anunciar a Jesús Evangelizador de los pobres con un bolígrafo y un papel; si esta misión no la llevo a cabo, sería un fracaso y nuestros escritos serían simples y vacíos por la falta del poder del Kerigma o Primer Anuncio.

Te invito a ti coordinador que me lees en este momento, a que te detengas en tu día a día y reflexiones este pasaje evangélico, y que en esta reflexión y oración tomes ese poder del Espíritu Santo para que seas ese pastor que necesita tu confraternidad y que ella se convierta en un medio poderoso de misión en el mar de la evangelización donde estamos navegando; y nunca olvidarnos que estamos aquí con nuestras virtudes y defectos ya que fuimos llamados, escogidos y consagrados porque Él lo quiso así.

Nos vemos el sábado 20 de marzo a la 1:00 pm hora de Centro América y 2:00 pm hora de Panamá en nuestra III Reunión de Coordinadores y que esa reunión esté llena del fuego vicentino que es el fuego del Espíritu Santo.

Todo aquel que lea este artículo y quiera compartir con nosotros, aunque no sea coordinador de alguna de las confraternidades, está invitado a participar. Por favor, escríbeme a mi email para facilitarte el link de acceso.

Unidos en San Vicente de Paúl,

Eduardo Adames
Confraternidad de Periodistas y Escritores Vicentinos
eadames0306@gmail.com