“Fue corriendo y se echó de rodillas a sus pies”
Heb 11, 32-40; Sal 30; Mc 5, 1-20.
¿Por qué la maldad va al encuentro de lo bueno? ¿Por qué lo quiere enfrentar? ¿Por qué cuanto más nos proponemos hacer el bien, pareciera que el mal se empeña en hacernos caer? ¡Cuánta gente anda por ahí, lastimando y lastimándose, haciéndose daño, dejando que el mal le atormente!
Necesitamos del encuentro con Cristo, necesitamos correr hacia él. Hasta los demonios reconocen a Dios, saben muy bien que Él los puede destruir, acabar con ellos. El demonio se le somete a Jesús. ¿Y yo? ¿Me someto a Jesús? ¿lo reconozco como Señor de mi vida, de mi existencia? ¿O simplemente lo ignoro?
En este día recordamos a dos grandes consagradas: Beatas María Ana Vaillot y Odilia Baumgarten, Hijas de la Caridad del Hospital San Juan de Angers, ejecutadas durante la Revolución Francesa el 1 de febrero de 1794 por haberse negado a prestar el juramento cismático. Con ello salieron al encuentro de su Señor por medio del sacrificio y la entrega, sin miedo a la muerte.
Que aprendamos de estos dos grandes ejemplos a reconocer a Jesús, salir a su encuentro y perseverar en su amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Gilberto Velarde Osuna
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