“¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?”
Heb 11, 1-2, 8-19; Lc 1, 69-75; Mc 4, 35-41.
Leo este evangelio y recuerdo a San Juan Pablo II. El 22 de octubre de 1978, el cardenal polaco Karol Wojtyla fue elegido Papa y tomó el nombre de Juan Pablo II. Con la homilía de inicio de su pontificado se ganó el corazón de los católicos del mundo. Y la parte central de su mensaje fue: “No tengan miedo de acoger a Cristo”.
El evangelio nos narra que los discípulos iban con Jesús en una barca cuando vino una tormenta. Lo vieron dormido, distante, y se sintieron abandonados. Les faltó confianza, no había crecido su fe.
¿No nos pasa lo mismo en muchas veces? En ocasiones nos sentimos abandonados ante los problemas que sufrimos y pensamos: ¿dónde está Dios que ve las tempestades y no viene en nuestro auxilio, por más que se lo pedimos?
¿No será que somos nosotros quienes no lo vemos, no lo sentimos a nuestro lado? ¿O que tenemos miedo de acogerlo en nuestras vidas? ¿O que, como no estamos acostumbrados a él, no identificamos las respuestas que nos da a nuestros problemas?
En otra ocasión Jesús dijo a sus discípulos: “No teman, soy Yo”. Él no nos abandona, somos nosotros quienes no lo vemos al no haberlo acogido.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Hna. María Gloria Laguna de San José
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