Dispuestos a oír y a proclamar a Jesús

por | Ene 21, 2021 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 Comentarios

Jesús es el Primogénito entre los profetas dispuestos a oír y a proclamar la palabra de Dios.  No ceja él hasta implantar la justicia en la tierra.

Tan dispuestos están a seguir a Jesús Simón y Andrés que aceptan sin más la llamada de Jesús.  No le hacen las preguntas de los prudentes; en seguida dejan ellos las redes.  Ni siquiera le piden que les explique qué quiere decir ser pescadores de hombres.

Así de dispuestos también se muestran los hijos de Zebedeo.  Pues se marchan con Jesús; abandonan su tarea y dejan a su padre en la barca con los jornaleros.

Con estar dispuestos de la misma forma que los primeros cuatro discípulos, comenzaremos bien también.  Pero comenzar no quiere decir terminar.

Para terminar, tenemos que hacer lo que nuestro Maestro.  Es decir, hemos de estar dispuestos a seguir el camino de la palabra de Dios hasta el fin.

Y llegar a ser y a hacer lo que Jesús pide que vayamos detrás de él de cerca.  Pues tenemos que escuchar atentos lo que él dice y, a la vez, fijar bien en lo que hace.

Dispuestos a ser servir la Palabra

Jesús es el que contagia atención total a la palabra de Dios y cumplimiento firme de ella.  Nos capacita él, por lo tanto, para la tarea de pescar a los hombres.

Pero no se nos debe pescar a los hombres con las redes, —ya las dejan los discípulos—, sino con el buen ejemplo.  Pues así atrae Jesús a la gente.

Sí, todo el mundo lo busca.  Quedan asombrados todos y se preguntan estupefactos de su nueva forma de enseñar.

No enseña Jesús como los que dicen, pero no hacen lo que dicen.  Enseña él no solo por adoctrinar, sino más que nada por dar ejemplo.

Y sí, las obras de misericordia de Jesús respaldan sus palabras.  Pues cura él a muchos enfermos y expulsa muchos demonios.  Y no se echa atrás ante las adversidades que supone el hacer el bien (SV.ES I:143).  No ceja hasta implantar la justicia en la tierra.  Y elevado sobre la tierra, atrae a todos hacia sí.

Así es Jesús.  Y todo del Maestro, todo que se trata de él, de todo esto, nos hemos de empapar.  Queda claro, pues, que seguir a Jesús no es tarea de un día.

Es decir, tenemos que estar dispuestos de forma continua.  Solo por habituarnos de Jesús, valdremos para el reino de Dios (Lc 9, 59-62).  Sin pedir que se nos deje primero despedirnos de la familia ni mirar atrás.  Dispuestos aun a entregar el cuerpo y a derramar la sangre.

Si nos revestimos de Cristo, nos haremos la conversión y la Buena Nueva que anunciamos.  Y podremos decir de forma creíble que «el momento es apremiante».

Señor Jesús, estamos dispuestos.  Pero somos débiles.  Nos has llamado por tu misericordia; que tu bondad nos ayude a seguirte hasta la muerte (véase SV.ES IX:332).

24 Enero 2021
3º Domingo de T.O. (B)
Jon 3, 1-5. 10; 1 Cor 7, 29-31; Mc 1, 14-20

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