“No endurezcan sus corazones”
Heb 3, 7-14; Sal 94; Mc 1, 40-45.
La Carta a los Hebreos hace referencia a la rebelión del pueblo judío que, cansado de la marcha por el desierto al salir de Egipto, renegó de haberle hecho caso a Moisés. Y en aquel tiempo Dios les hizo una exhortación, misma que hoy nos recuerda Pablo: no perder la confianza en Él, que nuestro corazón permanezca lleno de amor, que no lo endurezcamos, y que nos animemos unos a otros, o sea, dentro de nuestra comunidad, nuestra Iglesia, para no desertar de las enseñanzas de Jesús.
En nuestra Iglesia se realizan gran cantidad de acciones como ayuda a orfanatos, asilos, dispensarios médicos, catequesis, etc.; y en ocasiones parecen estar fracasando porque los logros son escasos, y eso ocasiona que muchos voluntarios se echen atrás.
Esta Carta es un llamado a los cansados, a los que no quieren continuar porque no ven que se concreten los resultados planeados.
Tomemos el ejemplo del Buen Padre: no se cansó de esperar al Hijo Pródigo porque sabía que volvería. Igual nosotros, no desesperemos por no tener resultados inmediatos. No endurezcamos el corazón y confiemos en levantar buena cosecha de nuestras acciones.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Hna. María Gloria Laguna de San José
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