“Hoy nos ha nacido el Salvador”
Is 9, 1-3. 5-6; Sal 95; Tit 2, 11-14; Lc 2, 1-14.
Esta noche celebramos el motivo de todos nuestros amaneceres, nacido del vientre de María en un contexto que ni cuenta se dio del gran acontecimiento que sucedía. La Palabra de Dios se hizo carne de nuestra carne en un humilde pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada, y así, entre tanta indiferencia, el Camino, la Verdad y la Vida, ya para siempre con nosotros estará.
Envuelto en pañales, su majestad y divinidad no relucía; sin embargo, pastores, ángeles y reyes sabios de oriente fueron capaces de reconocer que algo nuevo en ese pequeño niño surgía; con gran asombro, cada uno a su casa y a sus actividades volvía; volvían a su mundo, pero su mundo de relaciones y de motivaciones una renovación profunda pedía. Los padres de aquel niño, de nombre José y María, no del todo comprendían lo que tan gran donación este pequeñín ocasionaría: por su vida, muerte y resurrección, a todos a amar, perdonar y acompañar enviaría.
Que mi vida, reconciliada y unida a la del Salvador, sea para gloria de Dios en el cielo, y paz entre los hombres que ama el Señor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
0 comentarios