“Alabemos al Señor nuestro Dios”
Is 30, 19-21. 23-26; Sal 146; Mt 9, 35-10, 1. 6-8.
Las lecturas del día de hoy nos invitan a reconocer la acción de Dios, tanto en lo agradable como en lo desagradable. Es como una especie de contraste: “los bienes son para remediar los males y los males… para valorar los bienes”.
En efecto, Dios no desea que pasemos malos momentos sino que aprendamos a afrontarlos y a resolverlos, para que con ese aprendizaje ayudemos a que otros crezcan también; y lo mismo aplica para los momentos de alegría, de curación, de reconciliación, de festejo: hemos de estar bien atentos para que dichas experiencias no nos hagan perder el piso, pues un gozo mal discernido podría llevarnos a pasar por encima de los demás, a olvidarnos de los otros, a no ser sensibles y solidarios. Es por ello que Jesús nos recuerda: dense cuenta que el trabajo es mucho y los colaboradores, pocos; por ello, hagan que tanto lo agradable como lo desagradable sea siempre motivo para compartir la vida y la fe.
Pidamos pues, al Señor, que aprendamos a reconocer su gracia en nuestra vida y estemos siempre dispuestos a compartirla..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
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