“Habitaré en la casa del Señor toda la vida”
Is 25, 6-10; Sal 22; Mt 15, 29-37.
El misterio de la Encarnación, para el que nos preparamos en este tiempo de Adviento, pide que renovemos en nosotros el plan original de Dios para nuestra vida, una vida que se parte y se comparte, como la de Jesús el Señor. Por ello el evangelio de San Mateo nos propone hoy las curaciones que Cristo va realizando a todos aquellos que se cruzan con Él.
Conviene considerar estas curaciones no sólo desde un plano físico y directo, sino también como acciones simbólicas y de conversión:
–No hay peor ciego que el que no quiere ver, ¿de qué necesito que el Señor me abra los ojos de la comprensión?
–Los sordomudos son aquellos que, por no saber oír, tampoco saben hablar, ¿qué diálogos y qué reconciliaciones necesito realizar?
–Los lisiados son todos aquellos que no pueden o no quieren valerse por sí mismos, ¿qué situaciones necesito ir resolviendo para poder ser expresión de la presencia de Dios y reconocer en los demás, también, esa acción transformadora del Señor?
Pidamos al Señor estar preparados para dejarnos encontrar por Él.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
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