“Ven, señor, rey de justicia y de paz”
Is 11, 1-10; Sal 71; Lc 10, 21-24.
Hemos comenzado un nuevo ciclo litúrgico, con este tiempo del Adviento que se inaugura y que nos preparará para la gran fiesta de la Natividad y su misterio de la Encarnación de la Palabra de Dios.
Después de los totalmente extraordinarios acontecimientos de este año, ¿en qué hemos visto y oído la presencia renovadora y transformadora de Dios? ¿Cómo hemos colaborado con ella? ¿Qué es lo que aún requiere ser trabajado para mostrar la presencia amorosa y reconciliadora del Señor?
Con el profeta Isaías y el evangelista San Lucas podemos descubrir en la persona de Jesucristo, rey de paz y de justicia, el plan original de Dios donde se nos invita a cuidamos unos a otros y no a cuidarnos unos de otros. Así lograremos bajar las defensas de nuestro egoísmo y nuestra superficialidad, para acceder a la verdadera sabiduría y sencillez, que ve detrás de cada acontecimiento, incluso de los más dolorosos, la huella amorosa de Dios Padre y la acción sanadora del Espíritu Santo. Pidamos, pues al Señor, que se haga carne en nuestra carne.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
0 comentarios