“Demos gracias al Señor”
Apoc 22, 1-7; Sal 94; Lc 21, 34-36,
El regalo de la vida que hemos recibido de Dios no es para vivirlo como cada uno entiende o le parece. Si Dios envió a su hijo Jesús como mensajero del Padre, es para enseñarnos el camino que nos lleva al encuentro con Dios, cumpliendo nosotros su voluntad aquí en la tierra.
Por eso, el mensaje que Jesús nos ha dado a conocer, nos muestra un modelo de vida a seguir y una manera de estar en el mundo. Ser discípulo de Cristo conlleva participar de su misión y conti- nuarla a lo largo de toda la vida. Pero, cuando la espera es larga, corremos el peligro de distraernos y no prestar más atención a los acontecimientos de la vida, dejando que “el corazón se embote por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida”. Hay muchas distracciones que nos vuelven insensibles y mucha propaganda que puede pervertir en nosotros el sentido de la vida. Por eso Jesús nos da un consejo, convocándonos a la vigilancia y a la oración para tener fuerza y firmeza en la misión y nos invita a que repitamos insistentemente esta oración: “Ven, Señor Jesús”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Jesús Arzate Macías C.M.
0 comentarios