“Dichosos los invitados al banquete del Señor”
Apoc 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9; Sal 99; Lc 21, 20-28.
A Dios no le interesa la caída de líderes, grupos o movimientos, le interesa la caída de la injusticia, la explotación, la marginación, la corrupción y la exclusión que se viven en gobiernos o regímenes que oprimen al ser humano. Por eso, el capítulo 18 del Apocalipsis nos recuerda nuestra misión como anunciadores de la Buena Noticia y nos previene de un mundo injusto: “Sal de ella (de esa red de injusticia), aléjate, no sea que te hagas cómplice de sus pecados”. Nos dice que tenemos que vivir en el mundo sin ser del mundo, sin ser parte de esa estructura injusta.
Sabemos que cuando la cáscara del huevo empieza a rasgarse es señal de que algo nuevo está naciendo; el Evangelio de hoy nos da a entender que un Mundo Nuevo ha llegado con la resurrección de Cristo y está provocando, por el anuncio de todo testigo de Cristo, la desintegración del mundo viejo, el que provoca desgracias y deshumanización.
¡Es la hora de construir este Reino que humaniza! Toda lucha mía y tuya a favor de la vida, es semilla del Reino que va a llegar. Seamos parte de los “invitados al banquete de las bodas del Cordero”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Jesús Arzate Macías C.M.
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