Palabras inolvidables de un obispo
Nunca he olvidado las palabras del obispo «Joe» Sullivan.
Hace unos 50 años, cuando ejercía mi ministerio en la Universidad de St. John de Nueva York, invité al obispo Sullivan, entonces director de Brooklyn Catholic Charities, a explorar con algunos miembros de la facultad cómo «la ciudad y la toga», la universidad y la diócesis podrían colaborar para atender las necesidades de las personas que viven en la pobreza en la diócesis de Brooklyn.
En efecto, dijo que lo mejor que podríamos hacer es… «¡Educar! Eduquen a todos sus estudiantes para las necesidades que les rodean. Edúquenlos para la enseñanza social de la iglesia. Edúquenlos para que voten. Como obispo, puedo tener alguna influencia en la redacción de la legislación necesaria. Pero necesito votantes educados que apoyen dicha legislación. Es la única manera de que el cambio ocurra«.
¡Suena como el camino al cambio sistémico!
«Esta es la hora del laico»
Hace más de 100 años, Thomas Judge, CM, de la Provincia Oriental de la Congregación de la Misión dijo: «Esta es la hora del laico«. En 1923 fue invitado a dirigirse a lo que ahora conocemos como Catholic Charities [Caridades Católicas].
Lean los siguientes pensamientos, muy adelantados a su tiempo. Piensen en la relevancia de las citas de aquel breve discurso histórico para hoy.
- «No hay escuela, ni clase tan poderosa para trabajar bien en favor del prójimo, como el cuerpo general de los fieles o, como lo afirmamos, los laicos.»
- «Los obispos están a las puertas de su reunión anual. Gran parte de sus conferencias y resoluciones pueden reducirse a una palabra: los ‘laicos'».
- «La esperanza de nuestra generación reside en los fieles. Todos los grandes movimientos provienen de los laicos, a ellos buscamos a nuestros sacerdotes, nuestros consagrados y santos en cada departamento de la caridad católica.»
- «La pregunta suprema es, entonces, cómo conseguir de cada católico, hoy día, el sentido de la responsabilidad para con su prójimo. Es necesario hacer que cada uno de ellos se dé cuenta de que, en verdad, es el guardián de su hermano.»
- «Así, me gustaría plantear esta pregunta a la asamblea: «¿Qué se puede hacer para inspirar, provocar y guiar al católico de hoy día al trabajo misionero en la providencia de su vida diaria?»
Tengan en cuenta que, en su época, el apostolado de los laicos era una participación en el apostolado de la jerarquía, que les llegaba por delegación jerárquica.
Unos 50 años después, el Vaticano II abrió nuevos caminos. Declaró que los laicos tienen el derecho y el deber de participar en el apostolado, sencillamente porque son miembros de la Iglesia. El padre Judge se anticipó por décadas la declaración del Concilio: «La vocación cristiana es, por su naturaleza, una vocación al apostolado» [«Apostolicam Actuositatem,» Nº 2].
Thomas Judge CM fue un pionero en la promoción de este concepto. Su reciente biografía autorizada resume su vida ya en el título del libro: «Todo católico es un apóstol»
Murió el 24 de noviembre de 1933 habiendo pasado la mayor parte de su vida fomentando lo que entonces se llamaba el «apostolado laico».
Educar y empoderar a los laicos
San Vicente entendió la importancia de educar y fomentar a los laicos en el contexto de su época. Aún estamos descubriendo la verdad olvidada de que él educó y potenció a los laicos de su época. Organizó la caridad y potenció a los laicos especialmente a través de sus Cofradías de Caridad, pero también a través de las Hijas de la Caridad, a las que luchó por mantener fuera de los conventos de las religiosas de su tiempo.
Estas «cofradías» están renaciendo hoy en día, incluso si están poco visibilizadas. Cualquiera que lea al papa Francisco se da cuenta de cómo nos está educando en este espíritu.
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