Novena a la Virgen Milagrosa 2020: día 1

por | Nov 18, 2020 | Asociación de la Medalla Milagrosa, Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Oración:

Padre de misericordia, que en tu Hijo Jesucristo nos has enseñado el amor a la humanidad, a todos nuestros hermanos, haz que avancemos juntos hacia tu Reino y nos veamos liberados de las ataduras y las esclavitudes del pecado. Concédenos la gracia de caminar siempre por los senderos de la caridad y del amor, ayudados por la fuerza del Espíritu Santo que movió a tantos discípulos a entregar la vida por el Evangelio. Que podamos algún día ser piedras vivas en la Iglesia misionera y universal.

Te pedimos que, a través de la meditación de tu Palabra y orando con fe esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión; y quienes portamos la Medalla Milagrosa, seamos verdaderos discípulos y testigos de Cristo Resucitado para superar las contrariedades del mundo y llevar a otros la esperanza y la paz. Amén.

Padrenuestro.

Gloria.

Oración a la Virgen María:

¡Madre de nuestro Pueblo! La dulzura de tu mirada nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos podamos redescubrir la alegría de ser hijos de Dios.

Queremos recibir de tus manos prodigiosas esos rayos de misericordia infinita que tú derramas sobre nosotros; ser nuevos y verdaderos discípulos capaces de comunicar a otros el mensaje liberador de Nuestro Señor Jesucristo. Ayúdanos a encarnar el Reino de Dios para hacerlo vida en medio de nuestra comunidad y de nuestra familia. Tú has asimilado con amor la Misión del Padre y nosotros queremos salir contigo al encuentro de los pobres y de los que sufren; queremos ser para los demás, rostro de madre que ama, cuida, contempla y enseña. Amén

– Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…

Gozos:

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti.)

Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.

En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.

Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.

En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.

“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.

PRIMER DÍA

La Virgen y la Iglesia que defiende la Vida

Frase: “Con María defensores de la Vida en medio de la cultura de la muerte” (Cada día se recomienda colocar la frase correspondiente en un lugar visible).

Signo: La imagen de la Virgen María, el rostro de varios niños y ancianos, una fuente de agua y varios corazones con el nombre de los participantes.

Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, nos congregamos con mucha alegría para iniciar este primer día de la Novena a nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen Milagrosa. Que en este día que se nos invita a abrir nuestros corazones al cuidado de la vida, podamos poner nuestra propia existencia en manos de Dios que transforma las oscuridades en luz.

Llamados a pedir perdón: (puede ser orada por varias personas y luego de cada intervención un estribillo o una respuesta adecuada)

  • Te pedimos perdón Señor, porque nos ha faltado diligencia y audacia para defender la vida ante la cultura de muerte que predomina en nuestro mundo.
  • Te pedimos perdón Señor, por las veces en las que no hemos reconocido que tu gracia y tu poder también se manifiestan en los humildes y pequeños que confían en Ti.
  • Te pedimos perdón Señor, por la falta de coherencia de algunos consagrados que no han respetado la inocencia de la vida, y por ende, han manchado el honor y la dignidad de la Iglesia.

Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 39-45

“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Palabra del Señor.

Llamados a dar gracias: (puede ser proclamada en voz alta por diferentes personas y responderse con un estribillo adecuado)

  • Te damos gracias Señor por tantas mujeres que, como la Virgen María, han dado un sí a la vida y han engendrado hijos no sólo para la vida del mundo sino también para la vida eterna.
  • Te damos gracias Señor por todas las familias que han educado a sus hijos como verdaderos cristianos, en el amor a Dios y a la Iglesia.
  • Te damos gracias Señor por llamarnos a la vida y por permitirnos ser tus hijos. Haz que podamos ser auténticos defensores de la vida.

Reflexión:

El encuentro de dos mujeres que han asumido la misión de ser madres, en dos realidades bastante difíciles. María que asume su maternidad aun cuando la ley podría ponerse en contra de ella; e Isabel que por su avanzada edad puede tener complicaciones de salud.

María recibe de boca de Isabel el título de “Meter tou Kyriou” (Madre del Señor) que la Iglesia define como Theotókos (Madre de Dios). Es una invitación para nuestros tiempos, donde la vida es tan infravalorada, un verdadero llamado a reconocer que toda vida es sagrada, que desde el vientre de las madres se gesta la primera morada del ser humano, y desde ese momento llamado a custodiar a sus hermanos en el vientre, lugar sensible, donde se experimenta la compasión y la ternura, dos actitudes propias que la Iglesia está llamada a demostrar en medio de los sufrimientos de hoy.

En la Medalla Milagrosa vemos a esa madre que sigue engendrando hijos para el Hijo; un llamado a la maternidad universal donde todos nos sintamos hermanos y caminemos por senderos de justicia y caridad, valorando y cuidando de nuestra casa común y de aquellos con quienes nos encontramos en este hermoso camino de la vida.

Llamados a suplicar a Dios: (se pueden agregar otras intenciones pertinentes y responder con alguna súplica)

  1. Por intercesión de María, ayúdanos Señor a ser verdaderos defensores de la vida, para que nadie sea considerado menos en esta sociedad de
  2. A ejemplo de María, quien cuidó al niño Jesús y a su pariente Isabel, concédenos Señor el don de la entrega y el cuidado con los más pequeños e indefensos, para que se les reconozca su dignidad como Hijos de Dios.
  3. Señor, inunda con tu Espíritu Santo los corazones de las mujeres que serán madres para que experimenten, como María, el gozo y la alegría de llevar vida en su vientre.

Oración a la Virgen Milagrosa:

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.

En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.

Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Descargar la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:

Fuente: https://www.corazondepaul.org/

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