“Alabemos al Señor con alegría”
Apoc 4, 1-11; Sal 150; Lc 19, 11-28.
No se hacen las cosas por hacerse, necesitamos saber el “por qué” y el “para qué” de lo que hacemos; es importante en la vida tener un norte, un rumbo que dé sentido a nuestro ser y quehacer. San Juan, en el texto del Apocalipsis de hoy, no nos deja a la deriva; en su visión nos muestra de dónde provienen todas las cosas, nos dice que el que está sentado en el trono es Dios, que irradia luz y vida por todo el universo y de donde nace la historia del mundo. De Dios venimos y a Dios vamos, en Dios tienen sentido todas nuestras luchas y esfuerzos.
Por otro lado, Jesús, con la parábola de las diez monedas, pone a todos sus seguidores en acción. Primero les aclara que no se proclamará rey ahora que sube a Jerusalén, sino que reinará al volver del país lejano a donde fue, esto es, al final de la historia. En cuanto esto sucede, les entregó monedas a sus seguidores para que no estén de brazos cruzados, sino haciéndolas producir “alabando con alegría al Señor”, nuestro Rey. Cada paso que damos de servicio a los demás, desarrolla nuestra capacidad de recibir a Dios, de ser transformados por Él, y nos invita a reunirnos en una eterna acción de gracias al Padre.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Jesús Arzate Macías C.M.
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