“Dichoso el que teme al Señor“
Prov 31, 10-13. 30-31; Sal 127; 1Tes 5, 1-6; Mt 25, 14-30.
La Palabra de Dios que leemos este domingo nos invita a reflexionar sobre un valor muy importante en nuestra vida, el valor de la responsabilidad.
Partiendo de la Palabra de hoy, piensa en la responsabilidad no como carga o deber, sino como don, y sentirás una profunda gratitud. Porque alguien ha puesto su mirada en ti, ha confiado en las capacidades que tienes. Sólo hay confianza donde existe amor, sin amor no hay confianza; por eso, confiar en Dios es confiar en ti mismo, confiar en Dios es reconocer que Él ha derramado capacidades en ti y en cada persona. Y el ser consciente de esta confianza de Dios en ti, alimenta tu entrega, tu dedicación, tu lucha de cada día por hacer el bien a los demás, construyendo el Reino de Dios aquí en la tierra.
Dios no es un patrón que se aprovecha de sus obreros; conoce nuestras capacidades porque Él nos las dio, pero tampoco desea que nos durmamos en nuestros laureles, que nos quedemos en la mediocridad. Por eso nos levanta y exige lo mejor de nosotros, nos pide que seamos fieles, responsables con los dones que Él nos ha regalado.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Jesús Arzate Macías C.M.
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