“Dichoso el que cumple la ley del Señor”

2 Jn 4-9; Sal 118; Lc 17, 26-37.

Aunque aún convivimos con el coronavirus, en los meses anteriores vivimos en México y por el mundoentero, laexperienciaalarmantedel“Covid-19”. Al ver que el número de contagios y muertes crecía día con día de manera dramática, comenzamos a sentir una impotencia humana al ver que éramos rebasados en la salud y en todo, inclusive hay quien pensó que esto era una señal del fin del mundo.

En el momento alto de la pandemia, después de un tiempo sin salir de casa por miedo al contagio, veíamos con asombro cómo la tierra se regeneraba y nos mostraba cosas que ya hacía muchos años no veíamos. En ese momento salieron reflexiones sobre las lecciones que nos dejó la pandemia del coronavirus y muchos hicimos propósitos de ser mejores. Pero ahora que regresamos a la “nueva normalidad” y que el miedo se acabó, parece que seguimos igual que antes.

El evangelio de hoy nos recuerda que cuando se presente el fin del mundo ya no será el momento de preocuparse por salvar la vida; la vida la tenemos que salvar hoy y mañana, cada día que vivimos, aprendiendo siempre nuevos comportamientos y actitudes de Cristo, la razón de nuestra alegría.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Jesús Arzate Macías C.M.