Guillermo, ¿cómo comienza la aventura de la Fundación «Aguapaneleros de la Noche»? ¿Y por qué se llaman así? ¿Quién eligió el nombre?
La Fundacion Aguapaneleros de la Noche Laicos Vicentinos, nace por Iniciativa y vocación de los esposos José Guillermo Bolívar y Mary Luz Molina, hace 23 años, en la Ciudad de Medellín (Colombia). Comenzamos ayudando a un grupo de personas —niños, jóvenes, adultos y ancianos— que vivian en las calles, brindándoles aguadepanela caliente y algo de comer, para la mayoría era la única comida del día.
La Fundación se llama Aguapaneleros de la Noche, porque la aguapanelea es un bebida tradicional en nuestra región, en las noches frías la gente la bebe bien caliente, y es un gran alimento, rico en calorías.
El nombre de Aguapaneleros nos lo pusieron los mismos habitantes de la calle, cuando nos veían llegar con las ollas llenas de aguadepanela, salían a nuestro encuentro, y exclamaban: «¡Llegaron los hermanitos aguapaneleros!».
La suya es una fundación formada por laicos vicentinos. ¿Cuál es la especificidad de su carisma y su misión?
Nuestro carisma es seguir a Jesucristo Evangelizador de los pobres, como lo hizo nuestro santo patrono san Vicente de Paúl.
Lo especifico de nuestro carisma es brindar ayuda integral a los habitantes de la calle y demás personas desprotegidas y al margen de la sociedad, por causas de drogadicción, alcoholismo u otras sustancias psicoactivas. Además acompañamos y ayudamos a madres, cabezas de familias sin recursos, inspirados en el evangelio y en la doctrina social de la Iglesia y fundamentados en el carisma, la espiritualidad y las enseñanzas de san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac, con miras al servicio de los pobres, buscando la transformación social.
Nuestra Misión tiene como propósito desarrollar y promover acciones y espacios que propicien el acompañamiento y la solidaridad con los habitantes de calle y las madres, cabezas de hogar sin recursos, atendiendo las necesidades de alimentación y brindando apoyo emocional, colaborando al mejoramiento de su calidad de vida, de las condiciones difíciles que presentan y la recuperación de su dignidad humana, a través del amor hacia el otro, el respeto y la tolerancia de todos los que participan en este propósito.
En este período de pandemia, ¿cuáles fueron y son las mayores necesidades que han encontrado? ¿Qué sectores de la población está sufriendo más?
Durante esta pandemia las mayores necesidades que hemos encontrado son el hambre física, la falta de techo y el desempleo. Los sectores que más están sufriendo son las personas que viven en las calles, las madres sin empleo, y los niños que no tienen hogar.
El pasado mes de enero participó en el encuentro de la Familia Vicenciana Internacional en Roma. Después de casi un año, ¿qué guarda en su corazón de esa iniciativa?
En el encuentro Internacional de la Familia Vicenciana en Roma, donde tuvimos la bendición de Dios de poder participar, descubrimos una espiritualidad profundamente misionera. Además, pudimos constatar la riqueza del Carisma Vicentino, y convencernos de su vigencia para las futuras generaciones. Sentimos también que se unificaron las fuerzas de la Familia Vicenciana en beneficio del servicio a nuestros hermanos los más pobres.
Ahora experimentamos todos un compromiso más grande, porque tenemos claro que no estamos solos en esta gran Misión, a la que un día dijimos SÍ.
Como «Aguapaneleros de la Noche», ¿tienen un lema, una frase les identifica o inspira?
Una frase o lema en el que nos inspiramos es del escritor Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
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