“¿Está permitido sanar en sábado o no?”
Flp 1, 1-11; Sal 110; Lc 14, 1-6.
Hoy Jesús cura a un hombre enfermo de hidropesía. Lo hace en sábado, frente a los fariseos y doctores de la ley porque está en casa de uno de ellos, que lo había invitado a comer. Sabemos que, aunque Jesús se confrontó en ocasiones con estos grupos del judaísmo, también convivió y seguramente dialogó con ellos. Su lucha no era contra las personas concretas sino contra sus ideas y actitudes equivocadas respecto a Dios, la religión (la relación del hombre con Dios), la tradición y la interpretación de la Ley.
Quería dejar en claro que Dios es, ante todo, un Padre, y que mira al hombre como a un hijo, no como siervo o esclavo. Y que Dios, como verdadero Padre, lo único que quiere es ver a sus hijos felices y realizados.
Por ello cura a este hombre en sábado y explica la validez de su acción: a sus animales, esenciales para la subsistencia y para el trabajo, ustedes los cuidan, los alimentan y llevan a abrevar aunque sea sábado. ¿Dios no puede, por mi medio, liberar a este hombre del peso de la enfermedad y el dolor, aunque sea sábado? ¿Qué puede ser más importante para el Padre, que ver a sus hijos libres, felices, dignos?
¿Y para nosotros?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Silviano Calderón Soltero CM
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