Evangelio y Vida para el 26 de octubre de 2020

por | Oct 26, 2020 | Evangelio y Vida, Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

“La gente se alegraba de las maravillas que hacía”

Ef 4, 32-5, 8; Sal 1; Lc 13, 10-17.

Jesús sanó a una mujer sometida por un espíritu que la mantenía encorvada. Era sábado y la curación fue realizada en la sinagoga; el jefe de la sinagoga se indignó por la violación a la ley del sábado, pero la gente, que contemplaba maravillada la acción liberadora de Dios en Jesús, se llenó de alegría y esperanza.

Es todo un signo este milagro de Jesús. Había una ley y una tradición que mantenían a los hombres postrados, encorvados. No los dejaban acceder al encuentro verdadero con su Dios, a quien no podían mirar a la cara, no eran verdaderos hijos. Eran siervos y eran siempre culpables, sólo podían mirar al suelo. Una triste experiencia religiosa, decepcionante, que no liberaba al hombre sino que lo mantenía encorvado, con un grande peso.

¿Es así como Dios quiere ver al hombre? ¿Es ése el fin de la religión? Ciertamente que no. Dios quiere al hombre de pie, digno, consciente, lleno de esperanza. Quiere que el azul del cielo se refleje en sus ojos y los haga soñar, maravillarse ante el inmenso amor de Dios y la altísima vocación que le tiene señalada.

“Mujer, quedas libre de tu enfermedad”, levántate, mira a Dios cara a cara, llena tus ojos de su amor…

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Silviano Calderón Soltero CM

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