“¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley?“
Éx 22, 20-26; Sal 17; 1 Tes 1, 5-10; Mt 22, 34-40
…Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente… Amarás al prójimo como a ti mismo, fue la respuesta de Jesús a la pregunta del doctor de la ley.
Aclara el autor sagrado que la pregunta fue hecha con malicia, con la intención de poner a Jesús en ridículo, de hacerlo aparecer como alguien que no conocía bien la Ley y las tradiciones, que no estaba acreditado para enseñar nada y no era digno de credibilidad.
¡Bendita pregunta maliciosa! Permitió a Jesús darnos una síntesis compacta y esencial de toda la doctrina y tradición antiguas; le permite mostrarnos dónde está el corazón vivo de la religión, dónde el proyecto fundamental de Dios para la vida de los hombres, la ruta para ir despejando el enmarañado camino de los hombres y distinguir lo esencial de lo accidental, lo fundamental de lo secundario.
El amor es lo esencial, lo irrenunciable, lo que no puede sacrificarse ni supeditarse entre las prioridades de nuestra vida. Y habla del amor a Dios y a los hermanos, que son equivalentes. Y el amor con apellidos: “con todo el corazón, el alma y la mente”, en lo que se refiere a Dios, y “como a ti mismo”, en lo que se refiere al prójimo. Ahí está lo central de nuestra fe y de nuestra vida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Silviano Calderón Soltero CM
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