Con motivo del aniversario de la creación de las Cofradías de la Caridad, llegó a mis manos este artículo publicado en famvi.org titulado ¿La estrategia pastoral de Vicente de Paúl en el siglo XXI? el cual llamó mucho mi atención personal sobre las reflexiones allí desarrolladas en relación con el genio organizador de Vicente de Paúl y su estrategia de empoderar a los laicos dentro de su plan pastoral como base de todas sus misiones.
Y que 400 años después esté surgiendo un fenómeno entre los laicos vicentinos de diversas profesiones interesados en trabajar en red con otros profesionales.
El Instituto de Desarrollo Vicentino (IDV), se identifica con este nuevo fenómeno laical que está surgiendo. Entre sus miembros contamos con profesionales y especialistas de diversas áreas que nos hemos unido en torno a preocupaciones religiosas, sociales, económicas, ambientales y culturales que luego de diálogos, reflexiones y cuestionamientos sobre nuestro compromiso cristiano decidimos de manera organizada responder a esta “llamada” desde la espiritualidad vicentina a servir a todos aquellos hermanos nuestros que se encuentren en condiciones de pobreza y/o marginalidad en cualquiera de sus manifestaciones o expresiones posibles.
Es así, lo que comenzó como una simple lectura de reflexión sobre la fundación de las caridades terminó por involucrarnos en la Confraternidad de Asesores Laicos Vicentinos. El P. Flavio fue quien nos invitó a participar y a establecer contacto con Alexandra, coordinadora de la Confraternidad. Es gratificante y alentador encontrarse con los “hermanos” comprometidos en la misma tarea.
Es preocupación de esta Confraternidad la Formación Vicentina Laical y es consciente que esta tarea formativa tiene que ser “creativa y realista” subrayando el valor y la urgencia de la formación de un laicado capaz de hacer llegar el Evangelio a los diversos contextos humanos. De allí surge la necesidad de compartir los distintos planes de formación laical existentes en la familia vicentina. Tenemos que iluminar las posibilidades de formación conjunta, si es que hay o bien si podemos desarrollarlas. Este es el reto y que está ligado a la misión y la espiritualidad.
Todos somos testigos que los últimos años se ha visto marcado por la progresiva incorporación de los laicos a la misión y espiritualidad vicentina. Mediante el impulso de jornadas, encuentros, la presencia de los laicos en la vida de la familia vicentina se ha vuelto más notoria. La experiencia de comunión, aún en sus manifestaciones más incipientes, se ha desarrollado y fortalecido. Por ello, podemos decir: Que “el Espíritu difunde el carisma de Vicente de Paúl en muchos laicos que se sienten atraídos por su proyecto y que comparten su misión, su espiritualidad y su vida.
La transformación de nuestra sociedad demanda de los laicos vicentinos, un compromiso firme y responsable, además de reconocer que su ser y su actuar en el mundo son una realidad teológica y eclesial.
“Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén. Los animo a que vivan sus propias vocaciones inmersas en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos, del pueblo”. (Papa Francisco)
Luis Enrique Domínguez Alor
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