“Cuídense de la levadura de los fariseos… es decir, de la hipocresía.”
Ef 1, 11-14; Sal 32; Lc 12, 1-7.
Así da por concluida Jesús su polémica contra los fariseos y doctores de la ley, con una recomendación a sus discípulos: “Cuídense” de ser contagiados por la intolerancia, la doblez y la presunción ellos. Cuídense de sentirse superiores a los demás, de preocuparse sólo de las apariencias olvidando la justicia y el amor. Cuídense de dividir a los hombres entre buenos y malos, fieles e infieles, pensando que Dios sólo es padre de los buenos cumplidores de rituales y preceptos. Cuídense de condenar a los profetas que desenmascaran su mentira y su injusticia.
Lo que equivale a decir: vivan su fe como los humildes y sencillos que se saben pecadores, pero confían en el amor infinito de Dios, ante quien cada uno “vale más que todos los gorriones del mundo”. Vivan como hermanos unos de otros, acojan a buenos y malos, ricos y pobres, procurando animar a los demás a una vida más fiel al evangelio. Acepten su fragilidad y su pecado y ábranse al perdón. Sean compasivos con los errores de los demás, busquen el amor y la justicia… lo demás vendrá por sí mismo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Silviano Calderón Soltero CM
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