A partir del siglo XVII, la semilla sembrada por Vicente de Paúl ha germinado hasta convertirse hoy en árbol gigantesco. Además de las ramas más conocidas, en la Familia Vicentina, otras familias religiosas y asociaciones laicales que se ejercitan en la caridad beben en las fuentes Vicentinas el espíritu que nutre su apostolado. Tanto ahora, como ayer, el pueblo cristiano más sensibilizado ante la pobreza que padece hoy el mundo se postra, atraído por el ejemplo de Vicente de Paúl, a meditar «las maravillas realizadas por el Dios de ternura y conmiseración».
Los laicos son parte imprescindible y fundamental en la Iglesia. Son los protagonistas de las transformaciones sociales. En la familia vicentina, los laicos son agentes de cambio, atentos a las pobrezas y a lo que las genera, comprometidos con los empobrecidos.
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Fuente: YouTube de Roberto Adrián
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