”El que no recoge conmigo, desparrama“

Gal 3, 7-14; Sal 110; Lc 11, 15-26.

Jesús acaba de liberar a un hombre poseído por un mal espíritu y algunos, para desacreditarlo y torcer lo que es evidente, dicen que lo ha hecho con el poder de Satanás. Jesús responde con firmeza: Sólo Dios tiene el poder de hacer frente al mal y vencerlo. Si yo expulso los demonios es con Su poder, lo cual es una señal y una prueba de que “ha llegado a ustedes el reino de Dios”.

Es increíble cómo los dirigentes del pueblo, para eludir su responsabilidad ante la verdad, se esconden, atribuyendo a Jesús poderes del maligno.

Están ante la evidencia de un hombre que actúa maravillosamente desatando a un hombre sometido por las fuerzas del mal, pero no quieren mirar de frente la verdad, no se responsabilizan.

Jesús no desea seguidores que se esconden ante la realidad, que miran hacia otro lado para no hacerse cargo de la mentira, de la injusticia, de la pobreza de sus hermanos. Por ello pide una definición clara: “el que no está conmigo, está contra mí”.

No espera que dulcifiquemos su Evangelio, que lo manejemos según nuestra conveniencia. Desea que el Evangelio nos abra los ojos a la verdad y que actuemos en consecuencia, haciendo frente, como él, a todo lo que somete y esclaviza a los hombres.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Silviano Calderón Soltero CM