«¿Quién es éste del que oigo decir todo esto?»
Ecli 2-11; Sal 89; Lc 9, 7-9.
Por curiosidad, desconcertado y temeroso, Herodes quería encontrarse con Jesús, conocerlo. Pero no le interesaba realmente tenerlo en cuenta en su vida, no estaba dispuesto a dejarse cuestionar por el mensaje del profeta y a cambiar.
Tal vez nosotros también queremos conocer cada vez más a Jesús, buscamos adentrarnos en su misterio, adorarlo, encontrarnos con Él profundamente, abrirle nuestro corazón, permanecer a su escucha, pendientes de su presencia, en intimidad constante con Él.
San Vicente de Paúl decía que los creyentes no deberíamos salir nunca de la oración. Es decir, deberíamos estar atentos al amor de Dios y a su providencia en todos los acontecimientos de la vida, en la sencillez de lo cotidiano; esforzándonos en descubrirlo y servirlo sobre todo en nuestro prójimo y especialmente en los más pobres. Sólo así, desde la experiencia del encuentro personal Jesús podrá convertirse de verdad el centro de nuestra vida.
Señor Jesús, ¡Quiero conocerte de verdad!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
0 comentarios