Cada semana, un miembro de la Familia Vicenciana nos compartirá una porción su experiencia en estos últimos meses. Desde lo íntimo de su corazón, propondrá un mensaje de esperanza, porque (estamos convencidos) también hay lecciones positivas que aprender de esta pandemia.
Dostoievski escribió: «El grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos». Así también, nuestro trato a los prisioneros revelará nuestro verdadero ser.
Las prisiones están cerradas. Esto quiere decir que cada prisionero pasa un mínimo de 23 horas al día encerrado en su celda. Por lo tanto, los hombres y mujeres que actualmente cumplen penas de prisión en Inglaterra y Gales están encerrados y aislados, y muchos de ellos luchan incluso por mantener el contacto con sus familias y amigos. Las visitas de los miembros del AIC del Reino Unido a las prisiones han tenido que detenerse.
Sin embargo, hay buenas noticias sobre la superación de las dificultades para acompañar a los presos que son liberados de la cárcel. «Steve» necesitaba apoyo, porque su familia lo había repudiado. Lamentablemente, debido a las restricciones del confinamiento por la pandemia, nuestro equipo de bienvenida a presos liberados no pudo reunirse con él a las puertas de la prisión. Liberado en un mundo que no reconocía, utilizó parte de la asignación de la liberación (46 libras esterlina, unos 58 dólares estadounidenses o 51 euros) para recorrer la distancia a través de Londres hasta su oficial de libertad condicional. ¡Esta subvención de 46 libras se suponía que le tenía que durar una semana completa!
Steve usó otra parte de la subvención de 46 libras para llegar al alojamiento temporal que se había organizado para él. Fue entonces cuando le pudimos ayudar, ya que su nuevo hogar está a menos de 7 kilómetros de nuestro equipo. Nos encontramos con él en nuestro banco de alimentos local. Estaba muy a la defensiva y agresivo. Al preguntarle sobre sus necesidades, Steve explicó tímidamente que sólo tenía la ropa que llevaba puesta y un puñado de pertenencias personales en una bolsa de mano: necesitaba ropa interior y una muda de ropa. Animado a abrirse más, me dijo que su receta médica había sido enviada a una farmacia cerca de la prisión. Intermedié para que le fuese enviada a una farmacia cercana. El alivio y la gratitud de Steve eran obvios, y nuestro equipo se sintió eufórico por el resultado.
Aprendimos que no debemos pensar que todo va bien con sólo mirar a alguien. A veces, el comportamiento es el resultado de un profundo dolor. A menudo, sus necesidades físicas, espirituales y mentales están ocultas. Suavemente les animamos a confiar. Una solicitud cariñosa ayuda a que las personas puedan satisfacer sus necesidades. La reciprocidad del servicio ocurre ahí mismo.
0 comentarios