“Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre”
1 Cor 12, 12-14. 27-31; Sal 99; Lc 2, 33-35.
María, traspasada por “una espada de dolor” –como se lo había predicho el anciano Simeón– pero firme y fiel, comparte la agonía de su hijo crucificado.
En ese momento solemne, Jesús nos la da por madre:
“Mujer, ahí tienes a tu hijo”, hijo, allí tienes a tu madre”.
Ella nos recibió como sus hijos a todos los hombres y hoy sigue de pie junto a la cruz de cada uno de sus hijos; hace suyo el dolor de la humanidad, el sufrimiento de los enfermos, de quienes tienen hambre, de los que no encuentran trabajo, de los migrantes, de las víctimas de las violencias y esclavitudes actuales… ayudando a todos a encontrar sentido redentor a sus dolores y ofreciéndoles, a través de quienes se comprometen en la caridad, alivio y consuelo a esas miserias, de las que “ninguna podemos considerar como extraña”, como dijo Sta. Luisa de Marillac.
¡Ayúdanos Señora a aliviar los sufrimientos que Cristo, tu hijo, sigue padeciendo en nuestros hermanos!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
0 comentarios