«A vino nuevo, odres nuevos»
1 Cor 4, 1-5; Sal 36; Lc 5, 33-39.
Los escribas y fariseos intentan poner una trampa a Jesús, preguntándole por qué sus discípulos no ayunaban. Él les responde: “Mientras están de fiesta los amigos del esposo no ayunan porque el novio está con ellos”.
Jesús nos trae una nueva ley, que es novedad, fiesta, alegría, libertad… no viene a suprimir la ley, sino a darle plenitud. Esa plenitud es “la Ley del Amor”. Ya no serán lo más importante los innumerables preceptos, costumbres, estructuras, rituales… de ayer y de hoy.
El ayuno no será ya lo más importante, sino el amor. Lo que verdaderamente Importa es la presencia del Señor Jesús en nuestras vidas, este Vino Nuevo, guardado en vasijas nuevas.
Con Jesús todo es nuevo, estamos invitados a gozar de esa presencia suya en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestras comunidades…
Necesitamos corazones nuevos, abiertos a lo que el Espíritu nos ofrece hoy, sin tener miedo a cambiar, a buscar lo que permita a todos acoger a Jesús y su Evangelio, incluso a los alejados,
¡Jesús, ábrenos a la novedad de tu amor, ábrenos a este mundo nuestro, tan necesitado de ti!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
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