Les saludamos con esta frase de nuestra madre María, HAGAN LO QUE EL LES DIGA, pues es lo que ella nos pide siempre.

Somos un matrimonio, con 23 años de casados, con toda una vida entregada al Señor, en mutua armonía, y con el deseo de conocer más y más la Palabra del Señor. Pertenecemos a la escuela de teología San Vicente de Paúl, en San Salvador, El Salvador C.A. Como Escuela de Teología, somos una de las ramas más reciente de la Familia Vicentina Internacional.

Hace un mes fuimos invitados a participar en la Confraternidad de Reflexión Bíblica, de FAMVIN por otro mundo posible. Nos gustó mucho escuchar la bienvenida del padre Flavio y la hermana Claudia. Asímismo nos impresionó ver a muchos hermanos conectados quienes, uno a uno, iban compartiendo sus propios puntos de vista y reflexión, en torno a las lecturas de la próxima liturgia dominical. Cada encuentro que tenemos constituye una experiencia muy bonita, que se desarrolla en un ambiente familiar.

El martes 11 de agosto, al empezar la reunión (3:03 PM. Hora de El Salvador) escuché que decían: “que dirija el hermano Benavides”. ¡Padre Santo!  Yo me afligí y les dije sin reservas: “¡No!  ¡Quizá otro día!  ¡Yo no puedo hacer eso!”  Los demás miembros de la Confraternidad me empezaron a animar y me decían: “siempre hay una primera vez”; “la Palabra de Dios está dirigida a todos, y de manera especial hacia los más pequeños”; “nunca nos podemos equivocar en todo aquello que hacemos por Amor”.  Fue así, como con mucho temor… transformado en Confianza… me atreví a coordinar la reunión, poniendo mi pequeñez en las manos del Señor y la Medalla Milagrosa.

La reflexión Bíblica, sobre las lecturas del próximo domingo, fue realizándose en forma sorprendente y parecía que todo sucedía como de costumbre.  Yo, con mi esposa, seguía maravillándome de lo acontecido; y con mucha Paz, pude llegar al momento en que me tocaba compartir mi propia reflexión.

Ese día nos correspondía reflexionar sobre el evangelio de Mt. 15,21-28; en el cual una mujer Cananea gritaba a Jesús “¡Señor hijo de David ten compasión de mí!”.  Jesús no le contestaba a la mujer, y entonces, los discípulos se le acercaron y le dijeron: atiéndela, mira como grita atrás de nosotros.

Con mucha confianza y plenitud, les pude explicar a mis hermanos (as), que el gesto de los discípulos me recordaba la intercesión de María Santísima, cuando fue invitada a las bodas de Caná y se percató que el vino se había terminado.  Fue allí donde María le dijo a Jesús: “no tienen vino” queriéndole decir, en pocas palabras, que hiciera algo.  Jesús le respondió: ¿Qué quieres que haga Mujer?  ¡Aún no ha llegado mi hora! Pero su madre dijo a los sirvientes ¡Hagan lo que Él les diga!  Fue así como Jesús hizo su primer milagro.  Y, como lo hizo María, lo mismo hicieron los discípulos, por la mujer cananea, al interceder por ella.  Es aquí en donde quiero traer lo de María, a mi experiencia, cuando me pidieron que dirigiera o coordinara esta reunión.  Al principio sentí miedo y decía todavía no… quizá más adelante… aún no estoy preparado…  Pero los hermanos (as) de la Confraternidad hicieron lo mismo que María (Bodas de Caná) … y lo mismo que los apóstoles (Evangelio del Domingo) … con Jesús.  Me explicaban, para animarme, que María no dijo ¡no puedo! cuando la visito el ángel; sino que dijo: ¡SÍ!

Y a ésto estamos invitados: ¡a decir Sí!  No debemos caer en la desesperanza y peor aún en la desidia.  Debemos entender ¡Cuánto el Señor nos Ama y que nunca nos ha fallado, ni nos va a fallar!  Yo les compartía que era algo muy similar a lo que yo estaba viviendo durante la reunión de esta Confraternidad Vicentina.  Desde mi pequeñez acepté el reto de hacer vida en mí, la fuerza del Evangelio… y gracias a Dios, todo salió bien.

Yo los invito a escuchar la voz de Dios cuando nos llama a través de nuestros hermanos.  El Señor nos está llamando a cada momento.  Debemos esforzarnos a decir ¡SI! a los retos que Jesús nos pone, y sólo así, podremos descubrir todas las capacidades y oportunidades que El nos ha sabido confiar, tal y cual sucedió con la mujer Cananea, en el Evangelio del Domingo… y conmigo mismo en la coordinación de esta reunión de la Confraternidad.

Unas palabras finales por parte de mi esposa:

Soy Deysi, y quiero compartirles que cuando le pidieron a mi esposo que dirigiera el programa me preocupé muchísimo, y me sentí bastante nerviosa.  Aunque no se lo hice saber a él, en el mismo momento, Él lo pudo notar en mi participación.  Pero sí, ¡Dios hace cosas grandes, nos conduce y nos otorga las fuerzas necesarias, cuando somos dóciles a su Palabra!  No tengo duda de cuán grande es su Amor.

¡Gracias a toda la Familia Vicentina!  Si quieren unirse a esta experiencia de formación e identidad Bíblica Vicentina, pueden enviar su solicitud al correo de nuestra coordinadora: cnavarrete05@yahoo.com  Nos reunimos semanalmente para preparar las lecturas Dominicales según el deseo de S. Vicente: Preparación REMOTA, MEDIATA E INMEDIATA DE LA PALABRA DEL SEÑOR.

David Antonio Benavides y Dina Deysi Canales de Benavides.

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