“Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es importante”
Jer 15, 10. 16-21, Sal 58; Lc 10, 38-42.
Marta era hermana de María y Lázaro. Vivian en Betania, eran muy amigos de Jesús y Él los amaba a los tres. En su casa se hospedaba con frecuencia. Marta parece que era la hermana mayor y era ella la encargada de cuidar con delicadeza todos los detalles en casa, para que Jesús disfrutara y descansara durante su estancia: la comida, la limpieza, el servicio, las habitaciones.
Cuando Marta se queja de que se hermana no le ayuda en ese trabajo, Jesús le responde que se preocupa e inquieta demasiado por esos asuntos. Jesús habla de angustiarse, perder la tranquilidad por cosas que, aunque importantes, no son “lo más importante”, que es la amistad y cercanía con el Maestro. “Nada te turbe, nada te espante… solo Dios basta”, dice Santa Teresa de Ávila.
En el momento de la muerte de su hermano Lázaro, ella hace un acto de fe y de esperanza digno de recordar: “Yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo” (Jn 11, 27). Marta aprendió la lección. Debe haber un equilibrio, pero lo primero es la amistad con Dios.
Seamos contemplativos en la acción.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Carmen Elisa Arteaga Solís
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