“Señor, explícanos la parábola…”
Jr 14, 17-22; Sal 78; Mt 13, 36-43.
Nos dice el Evangelio que Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y ya en confianza, explica a sus discípulos las dudas que ellos tienen y el significado de sus enseñanzas, todo lo que quiere que ellos sepan.
Para escuchar, aprender y entender la voluntad de Dios, se necesita la oración comunitaria y particularmente los Sacramentos. Pero también necesitamos el diálogo personal; este pasaje nos motiva a pedir una “cita” con Jesús y dedicar unos minutos de nuestro día para que nos explique lo que pasó en la jornada.
Una forma sencilla y práctica de hacerlo es el examen de conciencia diario, recomendado por San Ignacio de Loyola y por muchos maestros del camino espiritual.
Examen Diario o Pausa Ignaciana
- Póngase en presencia de Dé gracias por el inmenso amor que Dios tiene por usted.
- Rece por la gracia de entender de qué manera Dios está actuando en su
- Revise su día. Recuerde momentos específicos y los sentimientos en esos Como si viera una película de su día.
- Reflexione acerca de qué hizo, dijo o pensó en esas instancias. ¿Sintió que se acercaba o que se alejaba más de Dios?
- Piense en mañana y pregúntele al Espíritu Santo cómo podría usted colaborar más efectivamente con el plan de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Carmen Elisa Arteaga Solís
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