“El Reino de los Cielos es semejante a la semilla de mostaza”
Jer 13, 1-11; Deut 32; Mt 13, 31-35.
La semilla de mostaza es la palabra de Dios en nosotros, que somos la Iglesia. Es una semilla sencilla y pequeña en nuestro corazón. Dios nos ha permitido crecer a nuestro propio ritmo y nos ofrece, para nuestro crecimiento, la oración, el ayuno, los sacramentos, el cumplimiento de los mandamientos y las obras de misericordia.
La mostaza, “que se siembra y luego se convierte en un árbol, hace referencia a un reino de Dios que por la acción del Espíritu crece en las almas gracias a la muerte y resurrección de Jesús. Este Reino seguirá creciendo hasta el momento en que Dios lo tenga decidido” (S. Juan Pablo II).
También somos como la levadura que fermenta toda la masa; hay momentos de nuestra vida en que tenemos que poner a prueba nuestra fe y mostrar qué tan fortalecida y alimentada está; descubrir nuestras debilidades y trabajar sobre ellas.
Señor te pedimos que nos concedas ser dóciles para cumplir tus mandamientos y que podamos influir, como la levadura, en la sociedad para hacer un mundo mejor y para que crezca tu Reino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Carmen Elisa Arteaga Solís
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