“¡Ánimo! hija, tu fe te ha Salvado”
Os 2, 16.17-22; Sal 144; Mt 9, 18-26.
Dos personajes “arrancan” del corazón de Jesús un milagro. Son personas muy distintas pero con una fe grande en Jesús.
Uno, es un jefe de la sinagoga que reconoce que Jesús tiene el poder sobre la vida y la muerte, y humildemente le pide la vida para su hija y lo consigue.
La otra, es una mujer muy enferma que se acerca con cierto temor, no se atreve a pedir para no molestar a Jesús, pero tiene la confianza total de que Él tiene poder sobre su enfermedad y es tan poderoso que con sólo tocar su ropa la puede sanar.
Y Jesús escucha, se acerca, sana, y da vida. Si tenemos puesta la fe en Él, si le pedimos su ayuda o aun cuando no se la pidamos, en un momento de dificultad, cuando parece que ya no hay esperanza, Él siempre está junto a nosotros.
Señor: Aumenta mi fe en Ti, ayúdame a abandonarme en tus brazos. Enséñame a poner toda mi fe en tu infinito poder y creer en tu amor por mí. Que vea mi situación a la luz de la fe y que me convenza de que todo lo que pasa lo permites para bien, aunque yo no lo vea. Y si no lo veo y tengo miedo, déjame escuchar esas palabras: “¡Ánimo, Hija! Tu fe te ha salvado”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Carmen Elisa Arteaga Solís
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