Novena vicentina por el fin de la Pandemia, día 5

por | Jun 27, 2020 | Espiritualidad y práctica espiritual, Formación | 0 Comentarios

Oración inicial:

Señor Jesús, Maestro de la vida, enséñanos a comprender los signos de los tiempos, danos la audacia y el valor para ser discípulos y servidores de la humanidad, capaces de sanar las heridas del prójimo y cuidar de él siendo misericordiosos como nuestro Padre.

Porque queremos ver, oír y hablar, como aquellos curados del Evangelio, que con el milagro de la vida transformaron su existencia, quedar por fin limpios de la lepra que afecta nuestro corazón y que nos impide abrazar al otro como hermano y hermana.

Mira hoy a la humanidad agobiada por esta enfermedad. Tú conoces muy bien el sufrimiento del mundo, porque sigues aun caminando en él y cargando con nosotros el yugo y el peso de nuestras fatigas.

Te lo pedimos a ti, Jesucristo, evangelizador de los pobres y compañero de camino, que eres Dios junto con el Padre y el Espíritu Santo. Amén.
Padre Nuestro y gloria.

Oración del enfermo de san Juan Pablo II (opcional)

Señor, Tú conoces mi vida y sabes mi dolor, haz visto mis ojos llorar, mi rostro entristecerse, mi cuerpo lleno de dolencias y mi alma traspasada por la angustia.

Lo mismo que te pasó a Ti cuando, camino de la cruz, todos te abandonaron, hazme comprender tus sufrimientos y con ellos el amor que Tú nos tienes.

Y que yo también aprenda que uniendo mis dolores a Tus Dolores tienen un valor redentor por mis hermanos.

Ayúdame a sufrir con Amor, hasta con alegría. Sí no es ¨posible que pase de mi este cáliz¨. Te pido por todos los que sufren: por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.

Señor: haz que estas dolencias que me aquejan, me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerque más a Ti. Amén.

Oración a la Virgen María del Papa Francisco (fragmento, de mayo 2020)

«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios».

En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza (…) Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

Dios te salve….
¡Oh María sin pecado concebida!
*Ruega por nosotros que recurrimos a ti

Gozos

Estribillo: Tu amor, oh Cristo Evangelizador, nos lleva a anunciarte con pasión (o algún canto adecuado)

Jesús nuestro divino Maestro,
Misionero eterno del Padre,
Que ante tanto sufrimiento
Sea tu cruz el estandarte.

Eres de los hombres
Su más divino ejemplo
Y de Dios misericordioso
Su más humano rostro.

Sentado a la mesa con los pobres
Partes el Pan de vida a quienes
contigo tu existencia compartes.
Seamos hoy nosotros trigo de vida.

Jesucristo Evangelizador,
Tu corazón ardiente y generoso
Entre espinas aun coronado y
En las casas de los pobres aun venerado.

Tú, el pobre de Nazareth,
Del corazón sagrado y luminoso,
Enciende en nosotros el fuego de tu amor
Para encender con audacia la caridad.

Crucificado y Resucitado,
Hermano de los hombres,
Inmarcesible en el tiempo,
Enséñanos la mansedumbre
Que nos hace ser Iglesia.

Día 5: La Iglesia hospital de campaña, misionera con Jesús

Signo: Una imagen de la Iglesia (puede ser una caricatura de Fano) y alrededor imágenes de diferentes actividades de la Iglesia y la pastoral social.

Frase: “Los templos abiertos y el corazón del cristiano dispuesto”

Iluminación Bíblica: Mateo 10, 16-22

«Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.

Reflexión: De una homilía del Papa Francisco en Santa Marta el 5 de febrero de 2015

“Ésta es la misión de la Iglesia: la Iglesia que sana, que cura. Algunas veces, he hablado de la Iglesia como hospital de campo. Es verdad: ¡cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Ésta es la misión de la Iglesia: curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es Padre, que Dios es tierno, que Dios nos espera siempre”.

“Es verdad, nosotros debemos buscar ayuda y crear organizaciones que ayuden en esto: aquello sí, porque el Señor nos da los dones para esto. Pero cuando olvidamos esta misión, olvidamos la pobreza, olvidamos el fervor apostólico y ponemos la esperanza en estos medios, la Iglesia lentamente cae en una ONG y se transforma en una bella organización: potente, pero no evangélica, porque falta aquel espíritu, aquella pobreza, aquella fuerza para curar”.

“…no les dijo: ‘pero ustedes son grandes, en la próxima salida organicen mejor las cosas…’ Solamente les dice: ‘Cuando hayan hecho todo lo que deben hacer, díganse a sí mismos: somos siervos inútiles’. Éste es el apóstol. ¿Y cuál sería la gloria más grande para un apóstol? ‘Ha sido un obrero del Reino, un trabajador del Reino’. Ésta es la gloria más grande, porque va en este camino del anuncio de Jesús: va a curar, a custodiar, a proclamar este buen anuncio y este año de gracia. A hacer que el pueblo encuentre al Padre, a llevar la paz al corazón de la gente”.

Preguntas:

1. ¿Hago parte de esa Iglesia en salida que se desacomoda, que busca abrir las puertas para recibir a los enfermos y cansados de este mundo?
2. ¿Sigo siendo en mi comunidad parroquial o mi comunidad religiosa ese fariseo que se pone delante para recriminar que se hacen las cosas mal pero no soy capaz de ser agente de cambio?
3. ¿Estoy comprometido para ser un servidor del Reino de Dios en medio de los grandes problemas del mundo?

Oración final al Sagrado Corazón de Jesús

Oh Corazón de Jesús, que desbordas de amor por nosotros, hoy te suplicamos, que nos enseñes el valor de ser para los demás donación, entrega y alimento, como lo eres Tú.

Queremos transparentar tu luz gloriosa y santa que nos saca de la oscuridad del individualismo y nos devela el egoísmo que reina en las oscuridades de nuestro mundo.

Queremos señalar tu camino, angosto pero lleno de esperanza, no queremos estar sentados o a la vera de la calzada, queremos compartir contigo nuestro destino, abrazando y levantando al caído y desamparado.

Queremos enseñar tu verdad, capaz de despertar en nosotros la conciencia de ser verdaderos humanos y alentar a otros a asumir sus compromisos cristianos, para edificar el Reino de amor de nuestro Padre.

Queremos ser Eucaristía para alimentar a otros con la savia de la esperanza y sentirnos trigo en manos de nuestro amado Padre, que nos reúne como sus hijos en su augusto y eterno seno.

Y, finalmente Señor, queremos ser vida y comunicar a otros la esperanza, para que ninguna periferia se prive de ese anuncio gozoso del Evangelio, para que nuestros corazones latan en sintonía con el tuyo. Amén.

Puedes descargar esta Novena completa pulsando en este enlace.

Etiquetas: coronavirus

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