“Recordamos, Señor, tu gran amor…”
2 Re 19, 9-11. 14-21. 31-36; Sal 47; Mt 7, 6. 12-14.
El evangelio de San Mateo nos lleva a pensar en nuestra forma de relacionarnos con los demás y en la respuesta que damos a Dios y a las cosas sagradas. Muchas veces descuidamos la dignidad de las cosas santas, como la eucaristía o la vocación que cada uno de nosotros tenemos. Con facilidad podemos caer en la rutina y “darle a los cerdos las cosas santas”.
Esto pasa sobre todo en el ambiente eclesial, en donde se nos hace costumbre llevar la comunión al enfermo, o coordinar la exposición para la hora santa, o simplemente el hecho de ver todos los días al Señor en el sagrario; se nos hace rutina y, sin querer, le faltamos al respeto al Señor, poniendo en cualquier lado el Santísimo, dejando de ser deferentes y detallistas con él.
Cuidemos de que también nos pase eso en el trato con los demás, ya que ahí encontramos la expresión del amor. Busquemos entrar por la puerta estrecha que nos lleva a la vida y seamos exigentes con nosotros mismos para globalizar unas relaciones respetuosas, amables, cercanas con todos nuestros hermanos, en especial los que más sufren.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Yolanda Elvira Guzmán Yeh, H.C.
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