La experiencia misionera llevada a cabo, desde la Parroquia San Marcelino Champagnat, bajo el lema «Misión Permanente», por parte de un grupo laicos junto a los Padres Gabriel Fuentes y Rodis Christensen, fue la ocasión para palpar la realidad de numerosas familias y y de un grupo de inmigrantes, en el Campamento La Varilla, ubicada detrás del Cementerio Municipal de Las Compañías, en la parte alta de La Serena (Chile).
Los frutos de estas misión permitieron seguir abriendo espacios entre ellos y sumando a la evangelización -desde el ámbito catequesis familiar- el establecimiento de una comunidad de base y un trabajo comunitario con las organizaciones sociales y comité de viviendas allí existentes, con mujeres dirigentes que agrupan a familias en distintos sectores, tales como Desierto Florido, Lugares que Hablan, Loma Esperanza, Comunidad Doña María y Comunidad Diaguita. También desde la Red Uniendo Fronteras, que acompañan la realidad migrante proveniente de Colombia, Haití, Venezuela, Perú y Bolivia, haciéndose espacio de un lugar que alberga las diversas historias de marginación, prejuicios y pobrezas.
Siguiendo el lema que marcó el Papa Francisco, a la luz de los pueblos migrantes, también como Misioneros Vicentinos de La Serena, nos sumamos a un voz fuerte y enérgica, «los migrantes no son un peligro, están en peligro».
Muchas razones tenemos, para seguir acompañando ala gente en este tiempo de pandemia, a pesar de los riesgos que esto conlleva, porque si de algo nos sentimos orgullosos, es de pertenecer a la Congregación de la Misión, que hace suyo el sentir de Vicente de Paúl: no puede haber caridad si no va acompañada de justicia.
En este contexto, se dio la ocasión que nos movilizó, de una u otra manera, a responder y organizar ollas comunes, dando una respuesta social ante la crisis de hambre que trae el coronavirus, sumando a esto el creciente número de migrantes: el tema del agua derecho primordial, que hoy escasea en estos lugares, los desalojos de quienes han tenido que llegar al campamento por no poder pagar arriendos, etc. Por esta razón, en conjunto con los colegios de las Hermanas de la Providencia, Nuestra Señora de Andacollo, de los Hermanos Maristas y Francisco Coll, de las Hermanas Dominicas, se han convertido en una forma de contención espiritual y material a la vez.
Fuente: https://radiovicentina.cl/
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