«Te pido, Padre…»
Hech 20, 28-38; Sal 67; Jn 17, 11-19.
Jesús, a través de la oración intensa que presenta al Padre, prepara a sus apóstoles para la inminente separación. Jesús quiere que sus discípulos sigan por el camino recto, manteniéndose fieles a su mensaje y a la verdad, para poder llegar a la meta, que es la unión con Dios Padre y con él, en el vínculo de amor que crea el Espíritu Santo.
La oración de Jesús en el evangelio de hoy nos llama a tomar conciencia de la necesidad que tenemos de orar. Personalmente y al interior de nuestras familias, comunidades y parroquias. Ésta es una encomienda que nos hacen tanto Jesús como el apóstol Pablo en la primera lectura; nos quieren llevar hacia la madurez de nuestra fe y al fortalecimiento del don de la comunión: “Cuídense y cuiden al rebaño”, dirá Pablo al despedirse de los efesios.
Aprendamos de Jesús a hacer oración al Padre, abramos nuestro corazón en cada encuentro, en cada experiencia vivida, para encontrar ahí canales de encuentro y de diálogo con nuestro Padre. Como Jesús, que no perdía ocasión para ir a la intimidad con Dios y buscar su rostro.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.
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