“Cuando venga el Defensor que yo les enviaré de parte del Padre, dará testimonio de mí”
Hech 16, 11-15; Sal 149; Jn 15, 26-16, 4.
Jesús no solo dice que el Espíritu Santo dará testimonio de él, sino que también lo darán los discípulos que han estado con él desde el principio, aquellos que han hecho con él un camino y han visto cómo él se retiraba continuamente a orar, cómo se acercaba a los enfermos… Aquellos que poco a poco lo fueron descubriendo como amigo, y también como Señor.
Este tiempo pascual es propicio para que nosotros podamos reconocer las maravillas que ha hecho el Señor en nuestra propia vida y en la vida de los demás, y dar testimonio de ello. Y dar testimonio no es hablar sobre una teoría, sino sobre un camino que hemos hecho junto al Señor, y sobre cómo este camino ha transformado nuestra vida y nos ha llevado a comprometernos en el servicio a los demás. El permanecer firmes en el servicio y en la entrega, de hecho ya es un testimonio de que creemos en el Señor y apostamos la vida por él.
Los discípulos permanecieron firmes en su fe en Jesús, que vive y es el Señor resucitado. Que aprendamos de ellos a dar testimonio de palabra y con nuestras de obras.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.
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