La Sociedad de San Vicente de Paúl en España ha publicado una breve reflexión sobre la actual situación que, por su interés y validez para toda la Familia Vicenciana, publicamos íntegra:
Desde la Sociedad de San Vicente de Paúl en España queremos hacer una reflexión sobre la situación sin precedentes que está atravesando nuestro país, la pandemia global por coronavirus.
De la noche a la mañana nos hemos visto envueltos en una crisis sanitaria cuyas medidas de prevención nos obligan a permanecer en nuestras casas, a evitar todo tipo de contacto físico con familiares y amigos, a teletrabajar y a suspender la mayor parte de nuestros voluntariados y obras sociales.
Esto es algo que, como vicentinos, nos provoca un dolor y una impotencia infinita, pues nos perfeccionamos en comunidad, aprendemos y crecemos junto al hermano, vemos el rostro de Dios en aquellos que más lo necesitan y así, juntos, recorremos el camino hacia la santidad.
Sin embargo, ¿qué significa la búsqueda de la santidad para un creyente? Se traduce en el intento de acercar cada acto del día a día al modelo que Jesucristo nos dejó para, ayudados por el Espíritu Santo, modelar nuestra vida según la Suya. El papa Francisco, en su exhortación apostólica Gaudete et exsultate, la define como “La caridad plenamente vivida”.
No podemos limitar el carisma al tiempo de servicio en las diferentes obras sociales. Un corazón vicentino ha de latir las 24 horas y, ahora más que nunca, ha de palpitar con fuerza en nuestras casas, no solo con las personas que conviven con nosotros sino con todas aquellas que en estos momentos nos necesitan y con las que podemos estar en contacto. Inventemos nuevas formas de acompañar, de ayudar, de escuchar. Una simple llamada telefónica puede paliar la soledad de una persona; la elección de las palabras adecuadas, pueden transmitir fe y consuelo.
Recordemos que nuestro principal fundador, Ozanam, creyó con entusiasmo en el amor, en el amor que Dios tiene por todo hombre, y en el amor como única fuerza capaz de dar sentido a la existencia humana. Aferrémonos con fuerza a la máxima expresión del amor en cada circunstancia que vivamos en estos días difíciles.
Si bien los interrogantes nos inquietan, pues sabemos que las medidas tomadas para detener la propagación del virus solo se pueden mantener a corto plazo, también hay datos esperanzadores: es posible que el alto número de contagios se traduzca en alcanzar la inmunidad grupal, lo que se presenta como la alternativa más inmediata a la futura vacuna.
No obstante, nuestra mayor esperanza está en el Señor. A Él dirigimos nuestras oraciones por los hermanos vicentinos enfermos; que su confianza en la voluntad del Padre les llene de serenidad y fortaleza para superar esta situación.
Con la misma fe, le pedimos por los consocios que han fallecido víctimas de la epidemia y damos gracias por su testimonio y servicio todos estos años. Desde este escrito, enviamos nuestras más sentidas condolencias a sus familiares.
Unámonos en oración por la protección de los más necesitados, los más vulnerables, y por todas las personas que formamos parte de nuestra querida Sociedad.
Damos gracias a los consocios, voluntarios y trabajadores de todas las provin- cias de España que continúan su actividad en las obras sociales de la SSVP que permanecen activas, y a las personas que, con nosotros, forman parte de la Familia Vicenciana. Gracias por vuestra entrega y valentía.
Tengamos presentes las palabras que, con fe, dirigimos a nuestra Madre del Cielo: “Oh María, sin pecado concebida. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos”. Amén.
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