“Yo soy la vid verdadera”
Hech 15, 1-6; Sal 121; Jn 15, 1-8.
Hoy la iglesia celebra las apariciones de la Virgen de Fátima. Desde el 13 de mayo de 1917 la Virgen María se apareció en seis ocasiones en Fátima a tres pastorcitos: Lucía, Francisco y Jacinta. La Virgen les dijo a los tres niños: “Es necesario que recen el rosario y aprendan a leer”. Esta advocación se extendió rápidamente fuera de Portugal, donde tuvo origen este importante acontecimiento.
En el pasaje evangélico de hoy, Jesús nos habla acerca de la necesidad de “permanecer”. No es suficiente comenzar con nuestra adhesión al señor y después dejarlo, es necesaria la perseverancia para poder dar fruto abundante en nuestra vida y en nuestro servicio.
La palabra del Señor nos dice: Ustedes están limpios por la palabra que les he dado, porque si somos fieles a ella llevándola a la práctica, producirá en nosotros frutos abundantes y reafirmaremos nuestro compromiso con la misión que Jesús nos ha encomendado.
No seamos de las ramas secas que ya no dan fruto y solo sirven para ser arrojadas al fuego. A quien sabe darse a los demás, le vienen abundantes frutos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.
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