“Las ovejas lo siguen porque conocen su voz”

Hech 2, 14. 36-41; Sal 22; 1 Pedro 2, 20-25; Jn 10, 1-10.

La Iglesia en este día celebra la veneración a las reliquias de la cruz de Cristo en Jerusalén. La cruz es la muestra y el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos.

La liturgia de este domingo nos centra en la figura de Jesús como buen pastor, el que da la vida para que todos tengamos vida. El seguimiento de su voz nos llevará al descubrimiento de la riqueza de la vida. La oveja aprende a distinguir entre lo que viene y lo que no viene del Señor.

En el evangelio leemos que la diferencia entre el falso y el verdadero pastor radica en cuidar del rebaño o, por el contrario, hacerle daño.

Una de las características del pastor es su amor incondicional por cada una de sus ovejas, siempre buscará el bien de todas, amará a cada una de ellas hasta entregar la vida por defenderlas, salvarlas.

Por lo tanto, cultivemos una relación estrecha y vivificante entre pastor y oveja, entre Jesús y nosotros, a través de la escucha de su Palabra y la oración.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.