“¿Dónde están tus obras?”
Hech 7, 51-8,1; Sal 30; Jn 6, 30-35.
Cuentan que un capellán se aproximó a un soldado herido en medio del fragor de la batalla y le preguntó:
- ¿Quieres que te lea la Biblia?
- Primero dame agua que tengo sed, dijo el herido. El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.
- ¿Ahora?, preguntó de nuevo.
- Primero dame de comer, suplicó el El capellán le dio el herido. El capellán último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
- Tengo frío, fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña, pese al frío que calaba y cubrió al lesionado.
- Ahora sí, le dijo al capellán. Habla de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo, y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad.
Todos tenemos hambre y sed de Dios, acudamos a Jesús para que, alimentados con su cuerpo y su sangre, nuestras obras hablen de El a un mundo hambriento que lo busca y desea creer en El. ¿Cuáles son mis obras, que llevan a otros a creer en Jesús?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor María del Pilar Méndez Gallegos H.C.
….Si , y probablemente como el caso de Elias cuando le pidió de comer a la viuda …que le dice…. lo que me queda es para hacer 1 comida, para mi y para mi hija , despés MORIREMOS . Pero la alcuza de aceite y la tinaja de harina no se vació …hasta que el Señor envió la lluvia.
AMEN.