“Aquí hay un muchacho”
Hech 5, 34-42; Sal 26; Jn 6, 1-15.
Jesús percibe el hambre en la gente que venía a Él y presenta a Felipe el problema: ¿Cómo alimentarlos?
Felipe no supo resolverlo, piensa en lo que costaría comprar tanto pan. ¡Imposible!
Andrés entrega la ofrenda de un muchacho quien, lejos de hacer cálculos para ver si alcanza o no, ofrece lo que tiene: cinco panes de cebada y dos pescados. Parece ser un chico pobre, pues sus panes no son de trigo, sino de cebada, pero ¡qué importa! Cuando hay hambre todo pan sabe a cielo, así que no duda en compartir de su pobreza. Y gracias a esta acción generosa todos comen.
Jesús quiere nuestra participación para resolver las dificultades, pues fuimos capacitados para ello con nuestro bautismo. Nos invita a poner en sus manos nuestra colaboración, por insignificante que pueda parecernos, seguros que con su bendición será más que suficiente. En nuestro mundo, complejo y problemático, es necesario dar el primer paso y presentar nuestra ofrenda al Señor, dueño del mundo y de la historia.
¿Qué puedo ofrecer hoy al Señor para mejorar mi entorno familiar, laboral, social?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor María del Pilar Méndez Gallegos H.C.
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