Como todos sabemos, en la fiesta de la Anunciación (25 de marzo), todas las Hijas de la Caridad renuevan sus votos. Lo hacen así año tras año, por voluntad de los Fundadores. Normalmente renuevan sus votos en el contexto de la Eucaristía. Este año, por razón de la pandemia del Coronavirus, sabemos que no todas las Hijas de la Caridad lograrán tener la Eucaristía, pero sí todas podrán celebrar una liturgia de la Palabra en sus respectivas comunidades.
¿Qué significa renovar los votos anualmente? (cf. C 28 a) A diferencia de las religiosas, para quienes los votos las constituyen como religiosas, los votos para las Hijas de la Caridad son la confirmación de su entrega total a Dios para servirlo en los pobres. Decía el P. Lloret: “No se hacen votos para ser Hija de la Caridad, sino porque se es Hija de la Caridad y para serlo más cada día”.
El hecho de que los votos sean anuales y renovables no rebaja su importancia. La temporalidad no es signo de provisionalidad, sino de dinamismo espiritual y un impulso para una profundización progresiva en la vocación. Ésta es intencionalmente una opción de por vida. La renovación anual es un “sí” a la vocación sin discontinuidad. El que se hagan por un año no significa que la respuesta a la vocación sea igualmente por un año. Santa Luisa decía: “No recibimos a ninguna que no tenga la intención de vivir y morir en la Compañía”. La fidelidad a la vocación incluye la perseverancia en ella, aunque los votos se renueven cada año. Ante una posible relativización de los votos por el hecho de ser anuales, San Vicente afirmaba: “Valdría más no hacerlos que tener la intención de dispensarse de ellos cuando uno quiera”.
¡Feliz Renovación!
P. Javier Alvarez, CM
Vicario General de la Congregación de la Misión
Fuente: https://cmglobal.org/
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