“¡Effeta! Que significa ábrete”
1 Re 11,29-32; 12, 19; Sal 80; Mc 7, 31-37.
Jesús va rumbo al lago de Galilea y un hombre sordo y tartamudo le pide que le imponga las manos. La sordera de aquel hombre simboliza la actitud cerrada de las personas para escuchar la palabra de Jesús y asumir el proyecto de Dios. Jesús hará que aquel hombre escuche bien y hable sin dificultad.
La salvación y la sanación interior vienen de la escucha. Por eso los profetas, al compartir el mensaje de parte de Dios, primero llaman a escuchar: Escucha Israel. Hoy nuestro mundo nos está bombardeando de mensajes y de palabras huecas y vacías, y por ello, terminamos frecuentemente y sin darnos cuenta perdiendo de vista lo importante. Jesús es la Palabra hecha carne, Él es el Mensaje vivo del Padre para la humanidad.
¿Cómo poder predicarlo, cómo hablar de Él con el lenguaje de las palabras y sobre todo con el lenguaje de la vida y de las obras, si antes no hemos gastado tiempo para escucharlo, para estar con Él? Necesitamos la postura de María la hermana de Martha, que sentada a los pies de Jesús se dejaba llenar de su presencia y de su vida.
Señor Jesús, abre nuestros oídos y suelta nuestra lengua para escucharte y anunciarte.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
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