Siguiendo el mensaje del Papa: ”ser una Comunidad en salida” las provincias de España de las Hijas de la Caridad, se pusieron en marcha hacia Melilla, buscando aliviar el abandono de muchos niños inmigrantes en la calle.
Llegamos 5 hijas de la Caridad, llevadas de la Mano de la Divina Providencia, a Melilla.
Empezar a conocernos, a instalarnos, amueblar la casa, conocer gente… tuvimos el gran regalo de encontrarnos con el párroco, don Rafael, que nos abrió puertas e incluso nos paseó por la ciudad para que no estuviésemos perdidas. Todo este primer año ha sido un trabajo de calle, nuestro gran Maestro Jesús de Nazaret, empleó tres años andando por los pueblos hablando escuchando, consolando… nosotras siguiendo su ejemplo empezamos a hacer lo mismo. Buscando los lugares donde “vivían” los jóvenes, conocer personas que nos sirvieran de ayuda, autoridades, buscar un local para poder reunirnos con ellos etc… y aprender el árabe y el francés, para poder comunicarnos con los chicos.
En la actualidad, tenemos un local de acogida donde pueden pasar la tarde, aprender el español, conectarse a internet para hablar con sus familias y amigos… o aprender. Por la noche, a las 21h. acompañamos a un grupo de voluntarias que les llevan comida, aquí van todos los que están en la calle, a veces no tan jóvenes, ha habido veces que hemos contado hasta 100 personas. Estos jóvenes desean pasar a la Península, para ello hacen lo que llaman “Riski”, arriesgado, y desde luego arriesgan su vida, muchos han muerto en el intento Se meten debajo de los camiones o dentro con mercancías a veces peligrosas, se echan al mar de noche intentando entrar en los barcos, etc… muchos lo consiguen, otros no. También vamos a Nador, Marruecos, para colaborar con la Delegación de Inmigración, ellos atienden a los inmigrantes subsaharianos que habitan en campamentos en los montes. Vamos una hermana cada día. Los viernes por la tarde visitamos el CETI, Centro de internamiento de extranjeros. Allí conocemos a los inmigrantes que han llegado para pedir asilo y poder pasar a la península, muchos han llegado en pateras o han saltado la valla fronteriza, a veces tenemos la alegría de encontrar personas a las que conocimos en los montes de Nador. Con algunos una vez que pasan a la Península seguimos teniendo contacto con ellos.
En Melilla, colaboramos con Caritas parroquial, visitando familias dando clases en los cursos de alfabetización en la Parroquia con la catequesis post comunión, una hermana colabora en el consejo parroquial, grupo de liturgia etc.
Algo muy importante hemos aprendido a formar Comunidad, a conocernos, a saber, esperar, darnos tiempo con profundo respeto y cariño. Hemos aprendido a saber estar sin hacer “nada”, sin saber cuál era el trabajo que teníamos que hacer, a fiarnos de la Divina Providencia que nos iba mostrando cada día QUE HACER Y COMO.
Van surgiendo otras necesidades a las que vamos respondiendo.
Algo muy importante que hemos aprendido, a formar Comunidad, darnos tiempo con profundo respeto y cariño, hemos aprendido a saber “estar sin saber que hacercomo trabajo”, a fiarnos cada día de la Divina Providencia quien nos iba mostrando cada día “QUE HACER “y CÓMO”.
Poco a poco se nos van abriendo otras actividades según van surgiendo las necesidades, estamos muy abiertas a todo lo que la Divina PROVIDENCIA nos vaya pidiendo.
Provincias de Hijas de la Caridad en España
Fuente: http://filles-de-la-charite.org/
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