“Juan el bautista, un hombre honrado y santo”
Sir 47, 2-13 Sal 17; Mc 6, 14-29.
Dice el evangelio de hoy que Herodes consideraba a Juan el Bautista un hombre honrado y santo, y por eso lo escuchaba con agrado. Sin embargo esto no le impidió buscar la forma de quitarle de en medio porque le era un estorbo para sus intereses y para su prestigio. Al tenerlo en la cárcel pretende encapsular la verdad, para seguir en la mentira y en la maldad.
Herodías, confabulada con la hija, serán quienes terminen haciendo que Herodes acabe con la vida del profeta, porque sucede lo de siempre: “la verdad no peca pero incomoda”.
Por otra parte el martirio de Juan es visto por el evangelista como una “profecía” del martirio de Jesús, el profeta por excelencia. Y esta ha sido y sigue siendo la suerte de muchos hombres y mujeres que a través de la historia de la Iglesia han derramado su sangre en honor a la verdad y en fidelidad a Jesucristo.
Hoy como en aquellos tiempos la realidad en la que vivimos nos sigue mostrando escenarios parecidos: la corrupción, la prepotencia, los abusos de poder, la mentira, el engaño, la violencia siguen siendo parte de nuestro mundo y un desafío para cada uno de nosotros.
¿Cómo estamos viviendo nuestra vocación de profetas?
Danos Señor valentía para vivir nuestra fe, para seguir y confesar a Jesucristo con nuestra palabra, nuestra vida y nuestro amor a los hermanos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
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