Éstos son mi madre y mis hermanos
2 Sam 6, 12-15. 17-19; Sal 23; Mc 3, 31-35.
Los que cumplen la voluntad de Dios, son mi familia. Esto respondió Jesús cuando le avisaron que lo buscaban su madre y sus familiares. Jesús acaba de nombrar a los doce apóstoles; ahora está rodeado de una multitud que no lo dejaba ni comer y justo está terminando una polémica con los letrados venidos de Jerusalén, que lo acusaban de actuar con el poder de Satanás. Jesús está entregado en cuerpo y alma a su misión de anunciar y construir el Reino de Dios por eso aprovecha la ocasión para sacar una enseñanza.
Mira a quienes lo rodean y habla alto para que escuchen su respuesta: Éstos, los que se esfuerzan por conocer y cumplir la voluntad de Dios, son mi familia. Ha nacido un nuevo vínculo de unión entre los hombres: el deseo de cumplir la voluntad de Dios, la docilidad a su proyecto de amor. Él es el Padre de todos y quiere ver a sus hijos viviendo como una sola familia, estrechamente unidos por un vínculo muy profundo que los hace reconocerse como hermanos. En eso consiste el Reino de Dios que les anuncio.
Seguramente después de su enseñanza salió para dar un beso a su madre con quien lo unía, además de la sangre, la docilidad a la voluntad de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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